La casa del árbol. Una breve historia.
Publicado el 17 abril 18, 2020
Leer el texto te llevará a: 2 minutosEstas últimas semanas han supuesto toda una aventura.
Hemos tenido que jugar a contra reloj, para poder hacer realidad un sueño que todos tuvimos de pequeños: la casa del árbol.
Comienza la aventura
La aventura comenzó unos días antes de que el virus azotara medio mundo.
En Maestro Casas nos gusta terminar lo que empezamos, así que mis constructores y yo nos dirigimos a un recóndito pueblo perdido en la montaña de Almería con un único objetivo en mente: dejar nuestro trabajo hecho.
Ya imaginarás la situación: almacenes sin provisiones o totalmente cerrados, ausencia de agua y luz en la finca; una base de cimentación a la que nunca antes nos habíamos enfrentado.
Sin embargo nos gustan los retos.
Esta obra nos ha enseñado lo que a veces se nos olvida en el sector: a aprovechar los materiales y herramientas disponibles lo mejor posible.
Curiosamente, al hacerse de este modo el acabado final llega incluso a ser más vistoso que en condiciones normales.
Toda aventura conlleva superar desafíos
Ciertamente, todos hemos tenido que adaptarnos:
– Nuestro cliente se convirtió en un constructor más. Su ayuda para suplir las carencias del terreno fue fundamental. Amablemente accedió a aprovechar los materiales de cubierta y el color de tratamiento que había disponibles en los escasos almacenes abiertos.
– Por nuestra parte, nos negamos rotundamente a comparar precios y hacer números, no era el momento y ya nos recuperaremos.
– No había donde alojarse, así que mi casa se convirtió en refugio para todo el equipo.
No pretendo aburrirte con los detalles técnicos.
Si me preguntas, desde el punto de vista económico, este trabajo no nos abre a ninguno las puertas a la jubilación.
Eso nos da igual.
Desenlace: la casa del árbol es habitable
Nos quedamos con la emoción de aventura que ha supuesto.
Y con el agradable sabor final, que nunca olvidaremos.
