Crónica de una construcción en madera

Hoy vengo a contarte la más excitante experiencia que he vivido este año.

Siempre he creído en que para recomendar una solución a un cliente u ordenar un trabajo a un colaborador, uno debe primero conocer profundamente lo que está pidiendo o aconsejando.

Es preciso haber previamente adquirido experiencia en dicha labor. Los mejores vendedores, empresarios y profesores que conozco así lo hacen.

Fue así que cuando se presentó la oportunidad de aprender junto a Vicente, un constructor y carpintero tradicional, no lo dudé ni un segundo.

A nivel físico, han sido las 2 semanas más duras que recuerdo, desde que hice el Camino de Santiago (2 años consecutivos):

La jornada de trabajo comienza a las 7 de la mañana. Jugamos contra reloj, ya que se acercaba el verano y las horas de más calor pueden volverse peligrosas cuando estás plenamente concentrado trabajando.
Muchas horas bajo el sol hasta que la casa queda cubierta. Por fín podemos tomarnos un respiro y seguir trabajando a la sombra.
Muchos desplazamientos, ya que la finca está a la vista y debemos mantener protegidas las valiosas herramientas de trabajo que tanto nos costó conseguir.Muchas horas en compañía. La fricción y los malentendidos son inevitables. Sin embargo, no hay nada que no curen unas cervezas en común al final de la jornada.

Ha sido un lujo para mí aprender en 2 semanas los secretos que a Vicente le han llevado toda una vida.

A nivel mental, fueron las 2 semanas más felices del año.

Gracias.